El ambiente, la atmósfera y los estadios de Pichincha le sientan estupendamente a Deportivo Cuenca. En esa provincia el equipo colorado se desviste de la presión que lo ata y le dirige al error en el estadio Alejandro Serrano Aguilar.El Cuenca ratificó ayer ante El Nacional que jugar en Quito es garantía de buena cosecha. En su visita al estadio Olímpico Atahualpa, la cuarta del año, arrancó un empate de 1-1 y cuenta seis partidos sin perder en Pichincha.
Invencible. Cinco victorias y un empate. Y ayer pudo ser la sexta. Le faltó poco. Se siente tan seguro el expreso austral jugando en ese entorno que cuando entra a la cancha se siente tan libre como un pájaro. Agarra la pelota, se adueña de ella y juega tranquilo.
Y todo fluye. Así pasó ayer ante El Nacional por la octava fecha del campeonato. Como siempre pasa en Pichincha Deportivo Cuenca se sintió en su hábitad. Controló el partido. Impuso el ritmo.
No fue realmente profundo y no causó constante sofocones en el arco de Danny Cabezas, pero el Cuenca desarrolló un fútbol de coordinación entre sus líneas, con ideas y amenazas permanentes.
Cual local. Así lució el Cuenca ante un cuadro criollo cuya inestabilidad se siente en su estado de ánimo y en efecto en su fútbol frío y carente de creatividad.
Acciones
Nicolás Domingo fue el articulador del fútbol en el medio campo. El motor. Abrió el frente de ataque. Abrió y cerró el medio campo cuando tuvo que hacerlo. En su gestión el argentino estaba secundado por un Miguel Bravo quitador, pensador, habilitador, claro en todas sus acciones.
Más allá de que el partido llegó a ser lento y tedioso, por momentos especialmente discreto, Miller Castillo y Julio Angulo tuvieron actividad y a veces fueron penetrantes. Angulo, al minuto 45, perdió la oportunidad más importante del primer tiempo de anotar el primer gol, pero falló en su definición ante la buena salida del arquero Cabezas.
Complemento
El Nacional salió más animado en el segundo tiempo, aunque no le alcanzó para ser el protagonista y dominador. El remate de Dennis Quiñónez que pasó cerca del horizontal al minuto 47 fue un aviso, pero nada más.
Y en seguida el matiz del primer tiempo se reeditó. Entraron el argentino Pablo Vázquez y Byron Cano por Omar Andrade y Miller Castillo y en el devenir el Cuenca se apoderó de la pelota y emprendió arremetidas.
Y llegó el gol. Minuto 74. Miguel Bravo cruzó un centro para Pablo Vázquez, el argentino bajó el balón con la cabeza dentro del área y en el camino se cruzó Johan Gómez, que pegó un puntazo a su arco: autogol. 1-0.
Soler se decidió a cuidar el triunfo transitorio y sacó a un delantero, Julio Angulo, y puso un defensa central, Henry Cangá.
Pero El Nacional, más por garra y vergüenza deportiva, empujó con algo de intensidad sobre el cierre del partido y logró empatar al minuto 86 con un potente tiro dentro del área chica de Juan José Govea: 1-1.
No hubo tiempo para más. El empate no favorece ni saca a ambos equipos de la incómoda posición en la que se hallan: El Nacional es octavo en la classificación con nueve puntos y cero de gol promedio y Deportivo Cuenca noveno con 9-4.
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