El arquero del Deportivo Cuenca cuenta un poco de su vida, sus inicios en el fútbol, su paso por River Plate, su enfermedad y la llegada a Deportivo Cuenca.
Con el cabello recogido y su ropa de entrenamiento Ojeda se mostró muy sincero y abierto al diálogo, eso sirvió para poder tocar un tema muy delicado como el de su enfermedad. Habló de su familia, de la maravillosa experiencia de jugar en River Plate durante tres años y de cómo llego a nuestro país.
Su rostro demostraba la alegría que siente al saber que esta es una maravillosa oportunidad para demostrar sus características. Hasta el momento “Chelo”, como le dicen sus amigos, ha confirmado ser un arquero de jerarquía y condiciones que en varias ocasiones se ha convertido en la gran figura del equipo colorado.
¿Cómo era tu infancia?
Nací en Arroyo Seco, provincia de Santa Fe que está cerca de Rosario. Tuve una infancia tranquila con una familia muy unida. Tengo dos hermanos mayores, de pequeños jugábamos juntos en un equipo de barrio pero ahora sólo yo lo hago profesionalmente. Desde chico ya me gustaba el fútbol, inicié a los 14 años en las inferiores de Rosario Central hasta los 21 que debuté en primera, estuve tres años y luego pase a River Plate.
¿De no se futbolista que serías?
Me hubiese gustado ser músico, nada más que no tengo talento para nada (risas) no toco ningún instrumento y tampoco canto.
¿Siempre fuiste arquero?
No, cuando era pequeño jugaba de cinco o como delantero, después me gusto más el puesto de arquero y decidí quedarme ahí.
¿Eras un delantero con gol?
(Risas) Un poco sí pero tampoco es que fui el gran goleador.
¿Por qué ser arquero?
Porque me gustaba el hecho de tirarme, correr y agarrar la pelota. Cuando sos chiquito te gusta todo el circo de ponerte guantes y esas cosas que llaman la atención. Empecé atajando en intercolegiales de la escuela y después ya me quedé en esa posición.
¿Cómo llegaste a Rosario Central?
Un día fuimos a la ciudad con mi papá y decidimos ir a ver que fecha probaban jugadores. Me presenté y se dio la oportunidad de quedarme.
¿Con qué Director Técnico debutaste?
Con Miguel Angel Russo y después hubo una serie de técnicos muy profesionales, entre los que recuerdo, Ariel Cuffaro Russo y Néstor Gorosito.
¿Cómo fue tu paso por Rosario Central?
Muy bueno porque me tocó vivir cosas lindas, jugar Copa Sudamericana, ganar clásicos. La gente en Rosario es muy afectuosa, vive mucho el fútbol y te recuerda sobre todo por los partidos tradicionales con Newell’s.
Luego se da tu llegada a uno de los equipos más populares en Argentina: River Plate, ¿cómo fue la negociación?
Llegué junto a dos compañeros de Rosario Central, ellos eran: Marcos Ruben, y Cristian Villagra. En ese tiempo el técnico era Pasarella y arranqué siendo suplente porque el titular era Juan Pablo Carrizo.
Luego de un tiempo él sale a jugar fuera y se da la oportunidad para que yo ataje, tuve partidos interesantes. Finalmente Carrizo regresó por problemas con su visa y el profesor decidió ponerlo como titular y yo vuelvo al banco. Después llegaron varios entrenadores, salimos campeones y al año siguiente jugué todo un torneo.
¿Qué significa para un jugador vestir la camiseta de River Plate?
Es algo muy lindo que pude disfrutar en su momento, si bien el presente del club no era muy bueno ese año, yo había tenido un buen torneo y la gente lo reconocía.
¿Algún técnico al que recuerdes especialmente en River?
Pasaron muchos y todos te dejan algo bueno, uno debe tomar lo mejor de cada uno y sumar experiencias.
Tuve la suerte de tenerlo a Diego Simeone, Néstor Gorosito, Daniel Pasarella, Ángel Cappa.
Tú que estuviste dentro del club, ¿por qué crees que descendió?
La verdad es algo raro. Creo que se tomaron malas decisiones en su momento y no reforzaron al equipo con jugadores de jerarquía. Por suerte ahora andan bien y se consiguió el ascenso.
¿Cuánto tiempo estuviste en River Plate?
Tres años y medio, desde el 2007.
¿Por qué no continuaste?
Tuve un problema para arreglar el contrato y hubo una diferencia con Passarella que en ese tiempo ya era presidente. Decidí irme pensando que voy a tener otra oportunidad, salí una semana antes de que arranque el torneo y no conseguí equipo. Estuve seis meses parado sin opción a ningún club, luego de eso se dio la oportunidad de ir a Venezuela al Deportivo Anzoategui.
¿Qué paso con tu fichaje al fútbol mexicano?
Es algo que ya lo superé, se dieron circunstancias difíciles por las cuales
no pude firmar el contrato.
¿Te sientes incómodo si tocamos el tema de tu enfermedad?
No, para nada. Ventajosamente se puede tratar y llevo una vida normal.
¿Cómo te la detectaron?
Se descubrió en un análisis de rutina, en River Plate nos hacían chequeos constantemente. Justamente en esa semana tenía todo acordado para viajar a México, solo restaba firmar con el Atlas. Recuerdo que un miércoles me hicieron los exámenes y ya el lunes me tocaba estar allá, el jueves me llama el médico y me dijo que debía repetir los análisis. Luego de eso me volvió a citar y ahí fue que me contó que ya era casi un hecho que tenía leucemia.
Me hice algunos estudios para saber a ciencia cierta qué tenía y cómo empezar el tratamiento. Después de eso el médico me dijo que no había ningún problema, que podía hacer una vida normal, en menos de veinte días volví a entrenar.
¿Cómo tomaste la noticia?
Me asusté porque uno escucha el nombre de la enfermedad y piensa que se va a morir. Por suerte el doctor me aclaró todo de entrada y lo que debía hacer, yo estaba tranquilo pero mi familia si estaba preocupada porque no sabían mucho del tema. Hablé con ellos y les aclaré, fingía ser fuerte para no demostrarles que estaba mal.
¿En qué consiste tu tratamiento?
Consiste en tomar una pastilla diaria de por vida.
¿En algún momento pensaste que no volverías a jugar?
Más que por la enfermedad pensaba en lo que podía suceder a futuro. Uno sabe como es esto, y si un directivo no está bien informado del tema opta por traer a otro jugador. Por suerte acá me dieron la oportunidad, confiaron en mí y siempre estaré agradecido por eso.
Luego de eso, ¿volviste a entrenar con River?
Sí porque tenía un contrato vigente con el club. Entrené veinte días con ellos, lo único que no pude hacer fue viajar con el equipo a Canadá para una pretemporada.
¿Cómo te fue en ese club venezolano?
Fue poco tiempo, solamente cinco meses y no pude jugar mucho porque era un equipo que ya estaba armado. El arquero titular era Leo Morales, suplente de la selección, así que era muy complicado.
¿Qué paso después de tu salida del Deportivo Anzoategui?
Estuve algunos meses sin club en un centro de entrenamiento en Rosario. Mi empresario me comentó de la oportunidad de venir al Deportivo Cuenca y lo acepté gustoso porque yo buscaba continuidad y sabía que acá de seguro la tendría.
¿Conocías al profesor Soler, eran amigos?
No, lo conocí el año pasado cuando nos reunimos en Argentina para hablar sobre mi vinculación al equipo.
¿Cuándo llegaste te afecto el tema de la altura?
No, a veces escucho que mucha gente dice “hace frío” pero yo no lo siento porque en Argentina tienes el invierno, en donde el frío es más fuerte que acá.
Por suerte yo había estado entrenando con un profe y cuando vine no tuve problema, lo manejé bastante bien.
El Deportivo Cuenca ha tenido la suerte de contratar a buenos arqueros como Klimowicz y Dreer, ¿ese es un compromiso y un reto?
Es un lindo desafío sabiendo que debo cumplir y llenar las expectativas. También puedo ser más cuestionado por el hecho de que habían buenos arqueros en temporadas pasadas pero trato de hacer lo mío y ganarme la confianza del hincha.
La defensa ha sido el punto bajo del Deportivo Cuenca, ya sea por lesión o suspensión de los jugadores, ¿eso dificulta tu trabajo?
No porque quien entra lo hace de la mejor manera. Hemos tenido muchos problemas en ese sector con la lesión de Deison Méndez, Geovanny Caicedo , la expulsión de Carlos Castro y fue difícil porque era justamente cuando el equipo mejor se acoplaba y se entendía pero por suerte tenemos buenas alternativas.
¿Con qué compañeros del equipo tienes mayor confianza?
En general uno trata de estar bien con todos porque es un lindo grupo. En la concentración estoy con: Federico Laurito, Javier Robles y Miguel Paniagua.
¿Te gusta la ciudad?
Sí, es una ciudad linda, tranquila y cálida. La gente es muy amable y te tratan bien. Me gusta el cariño que muestran a los jugadores y a su familia.
¿Con quién vives en Cuenca?
Con mi novia Florencia, llevamos juntos diez años y aún no pensamos en casarnos porque estamos bien así. Ella está muy contenta en la ciudad.
¿Te agrada la comida cuencana?
Sí, sobre todo el mote sucio y el mote pillo, el cuy aún no lo pruebo.
¿Cómo miras el nivel del fútbol ecuatoriano?
Lo había dicho apenas arrancamos el torneo, es un campeonato muy bueno para la gente y genera expectativa. Es una linda plaza para muchos jugadores que llegamos de otros países.
¿Alguna experiencia que recuerdes de manera especial en estos años de profesión?
Recuerdo un partido por Copa Sudamericana que jugábamos contra Newell’s. Empatamos 0x0 en el primer encuentro y el segundo lo teníamos dominado y ganando 1x0, con un empate quedábamos fuera del torneo.
En los minutos finales cuando todo el equipo contrario estaba atacando vino una jugada que llegó por un centro, un delantero la peinó y se la deja a Silva, cuando yo salgo a tapar el “loco” tira un taco. No se cómo reaccioné ni que hice pero la pelota no pasó y quedé sentado arriba de la misma.
Nadie sabía dónde estaba el balón, lo buscaban dentro del arco y nada, era yo quien lo tenía. Cuando me levanto saco la pelota y termina el partido. Fue un lindo día sobre todo en Rosario, la gente hasta ahora se acuerda de eso.
¿Cuáles son tus proyectos?
Formar una familia y seguir haciendo bien las cosas para darle una alegría a toda la gente que sigue al Deportivo Cuenca. Esperamos quedar en los primeros lugares para jugar un torneo internacional.
Por: Mayra Bayas
@MayBayas
fuente: ecuagol.com
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