Por las calles y avenidas de la ciudad camina casi desapercibido. Nadie le conoce más allá de sus amigos y familiares. De pronto, muchos empiezan a saludarle y hasta se le acercan para tomarse una fotografía sobre todo los niños, sin embargo, tampoco saben que se trata de Miguel Tenempaguay, Es más, ni les interesa, solo quieren estar cerca del “León”, la mascota oficial del Club Deportivo Cuenca.
“No soy pantallista ni busco los medios para hacerme publicidad”, indica el ingeniero civil que en marzo de 2013 cumplirá medio siglo de vida (50 años). Este personaje de 1,55 metros de estatura no es cuencano pero se siente uno más de ellos. A los 13 años se radicó en la ciudad tras dejar su natal San Miguel de Porotos, parroquia del cantón Azogues, en Cañar.
Desde que llegó a Cuenca le tomó cariño al único club de la provincia del Azuay que participa en el balompié profesional. Desde el sector de la Tribuna arengaba al equipo como cualquier otro hincha hasta que en 2008 decidió hacer algo diferente con ayuda de sus familiares. El paso que dio le trajo mucha burla y malas caras pero supo sobreponerse al “viacrucis” y hoy disfruta del cariño de la gente aunque sea detrás de un disfraz.
El “Hellboy”
La mascota sufrió algunas transformaciones hasta llegar a ser León. “En Guayaquil mi sobrino, William Tenempaguay, es diseñador. Para Año Viejo elabora algunos personajes. Cuando le visité estaba por botar la máscara de Hellboy, pero le pedí que me regalara y me traje a Cuenca”.
“Al año siguiente, en octubre de 2009, un sobrino (Roberto) que vive en Estados Unidos y que nos visitó, me dijo: por qué no se va al estadio con la máscara. Nunca me pasó por la cabeza hacerlo. Entonces él tomó la iniciativa durante los dos partidos que pudo asistir antes de regresar. Como el equipo peleaba puestos estelares era novedad verle al ‘Hombre Diablo’ en la General”.
Con su amigo Manuel Barrera tomaron la posta y se presentaron con la máscara en Quito durante la final entre el Cuenca y los de la “Plaza del Teatro”.
Para la temporada 2010 y al contar con el permiso respectivo del gerente deportivo del club, Pedro Peña, Hellboy apareció en la presentación oficial del plantel, el 30 de enero, frente al Deportivo Quito, en la denominada “Tarde Colorada”.
Los cachos
“Para el segundo partido se me ocurre ponerle unos cachos a presión. Mi sobrino que trabaja en el camal me apoyó con tres cabezas de cachos. Les puse gasolina para que no entren los gusanos y les puse a secar desde diciembre hasta febrero”. En ese momento empezaron los problemas.
“Primero me llamaron la atención porque no tenía la camiseta actual del club con el logo principal de Pilsener. Me decían que estoy haciendo publicidad a Cristal. Yo ni me fijé en ese detalle”.
“Después empezó la polémica por los cachos, más cuando, por Copa Libertadores, vino Banfield y le fue goleando al Cuenca (1-4 / 17 de febrero). Vinieron las críticas de todo lado, hasta de la prensa. Dijeron que soy pata amarilla, que cómo van a permitir que el ‘diablo’ acompañe al equipo, que da un mal aspecto y que no tiene nada que ver con el club ya que en el escudo está un león”.
Fueron los últimos minutos del personaje que ya se presentaba con pantalón, medias y hasta zapatos rojos. Después, Tenempaguay para apaciguar los ánimos cambió los cachos por unos más pequeños de cartón, sin embargo ya no le permitieron el paso.
“Yo no veía nada de malo. Lo que pasa que la gente es bien supersticiosa. Cuando era pequeño le veía a mi papá (Salvador) que le gustaba vestirse como ‘diablo’ en las fiestas populares. Entonces a mi me decían allí viene o allí está el ‘Chico Cuco’, pero por lo de mi padre más no por algo malo”.
Ruge el león
En un nuevo intento por mantener vivo al ‘diablo’, el 12 de abril de 2010 para el compromiso frente a Liga de Quito (1-1) Miguel apareció con un disfraz de león y su amigo Manuel con el del ‘rey del mal’. La Asociación de Fútbol del Azuay no les permitió la entrada y se regresaron a la casa para escuchar el partido a través de la radio.
Desde entonces el león empezó a copar toda la atención, aunque en principio con un poco de resistencia, ahora por su estatura. “Ve pues, como le van a vestir a un niño de león, empezaron a decir. Que se van a imaginar que era yo, una persona pequeña estatura, que está por cumplir 50 años”.
Proceso
Para confeccionar un traje de león le presupuestaron 200 dólares. Aunque le ofrecieron apoyo económico, desde Estados Unidos, al final no se concretó y Miguel tuvo que correr con todos los gastos. “Uno hace esto porque le gusta más no porque le obligan”.
En internet empezó a investigar sobre los rasgos característicos del león. Con una buena bibliografía y fotos empezó a darle forma al personaje, por partes. El escultor Genaro Flores le confeccionó la máscara en base a cartón.
“Los restos de un zamarro que me mandé a hacer sirvieron para colocarle en la cabeza y que aparezca como verdadero pelaje”. Para evitar que la máscara se destruya por la lluvia, Miguel la revistió con una resina especial y por dentro la reforzó con más cartón y esponja.
El traje, confeccionado con tela de felta, posee una estructura de alambre que le hacen ver al león alto y robusto. “Uno busca con la mascota que la gente se inmiscuya más con el equipo. La satisfacción más grande que uno tiene es ver como los niños hacen fila para tomarse una foto, la otra vez compartí con niños especiales”.
Miguel no sabe cuál será el futuro de la mascota, eso sí, asegura que mientras Dios le tenga con buena salud y vida no abandonará al club de sus amores. “Me gustaría que alguno de mis sobrinos continúe con esto. Desde ya trato de motivarlos pese a que no son aficionados al fútbol”.
¿Sabía usted?
Miguel no tiene claro cuánto pesa todo el traje, lo que si tiene bien calculado es que le toma entre 10 a 15 minutos colocarse el traje. Ese tiempo puede ser mayor de no contar con la ayuda de su madre (Rosario Vásquez) y hermana (María) quienes le ayudan a transformarse en león.
Miguel permanece con el traje solo hasta el primer tiempo de los partidos debido a la deshidratación que le provoca. “Adentro el calor es bien fuerte, uno termina cansado como si corriera un maratón. Durante la primera etapa, para aguantar busco un lugar donde haya bastante viento, por eso suelo ubicarme en la Tribuna Sur”.
Para la segunda etapa, Miguel se traslada hacia la Tribuna Norte, donde se encuentra su amigo Luis Arpi para que le ayuda a sacar el traje. Mientras camina hasta llegar allá la gente le saluda y toma fotos. Como anécdota cuenta que en una ocasión, cuando empiezo a sacarse el traje unos hinchas le dijeron: ¡él ha sido!, mejor póngase la máscara, se ve mejor.
Desde 2011 le acompaña al fútbol: ‘Suco’, su perro. Por lo general sólo le acompañaba a los circuitos pedestres ya que Miguel es un atleta a carta cabal. “El ya ha hecho costumbre. Cuando me ve que estoy con el traje se tira al suelo para que le ponga la camiseta colorada. Decidí que Suco me acompañe para que la gente valore más a los animales”.
En la actualidad, gracias a la directiva del club, no paga entrada para asistir a los partidos. Por otro lado, Miguel le tiene un recuerdo especial a Elsa de Pérez (+), la madre del Deportivo Cuenca. “Ella fue la primera que me acogió con la vestimenta de diablo”.
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