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Apr 19, 2013

Nicolas Abril, un morlaco que llega a primera con el Deportivo Cuenca


Las facciones de su cara son las de un hombre rudo. Es bajo, pero fibroso, y cuando habla aflora el cantado del cuencano de cepa. Hace fresco en Patamarca. Todavía golpea la ventisca mañanera y Nicolás Abril es el primero de los jugadores de Deportivo Cuenca en vestirse de corto y saltar a la cancha. Ha llegado media hora antes, como siempre. Ha subido los polines hasta rebasar las rodillas, de modo firme y ceñido, y ya pelotea antes de que tenga lugar la práctica del primer plantel.
Abril es un cuencano puro nacido hace 21 años en El Sagrario, en un hogar de clase media en el que creció comiendo mote, jugando al fulbito en la vereda y mirando al Deportivo Cuenca de Pedro Pablo Valencia y Walter “Mamita” Calderón.
Corría el segundo lustro de los 90 y Barcelona estaba en pleno esplendor. Fue ganador y copero, pero todo eso no calaba más en las fibras de Nicolás que ir al Alejandro Serrano Aguilar y desbordarse a causa de Deportivo Cuenca
  • El Cuenca

  • Por eso, como todo niño pelotero y que adora el fútbol, su imaginación se dispersaba con la camiseta roja y jugando en el equipo del que es hincha. Él también les respondía a los grandes que quería ser futbolista... y jugar en el Cuenca.
    Nicolás Abril es uno de esos cuencanos afortunados que tendrá la suerte de pasar de lo imaginario a lo real y pisar de verdad una cancha de fútbol con la camiseta del equipo que quiere, y en primera división.
    Nicolás, “suco”, de ojos verdes y con pelos de púa, es un volante que tiene el corte de esos rompedores que parecen perro de caza. De esos con el estilo bravo de Genaro Gatusso o Mauricio “Chicho” Serna. Abril galopa en la cancha. Es de esos jugadores que muerde y quita.
    A veces no puede con la ansiedad y se va de revoluciones. Se va de bruces contra el creativo de turno. Pero él está consciente de aquello y tratará de controlarlo esta noche ante Universidad Católica cuando juegue su primer partido en el campeonato nacional.
    “Soy debutante y sé que no será fácil, pero estoy psicológicamente preparado y agradecido con la vida y con el profesor Rivarola de debutar en primera”, dijo Abril a EL TIEMPO.
    Nicolás hizo la escuela y el colegio en la Asunción y allí siempre fue seleccionado. Jugaba de enganche y con ese perfil llegó a las formativas del Cuenca en 2004, seis meses antes de que el equipo se corone campeón.
    “Siempre ha sido disciplinado, puntual, perseverante. Se esfuerza en los entrenamientos”, cuenta Marcelo Ortega, utilero del club. Más allá de que Nicolás adora el fútbol y en su presente es prioridad, se dio el tiempo de mirar el horizonte con toda la objetividad del caso y admitir que el futbolista no es para siempre.
    Por eso cursa el tercer año de Ingeniería Ambiental en la Universidad Técnica Particular de Loja. “Amo la naturaleza, amo la vida y quiero prepararme para hacer algo más por ella cuando deje el fútbol”.
    Duro en la cancha, pero sensible en la vida. Ambas cosas valora de él Guillermo Rivarola, el DT que se quedará con el registro del debut de otro cuencano en primera. “Ahora le ha tocado a él y se lo merece porque es un gran profesional... No da un balón por perdido y puede aportar con mucha marca en el medio campo”, opina el entrenador argentino.
    Nada se compara con los nervios que causa el fútbol, asegura Nicolás Abril. Son peor que llegar a la casa de la novia por primera vez, peor que un examen final. Por eso cree que este, su primer gran examen en el fútbol, será más difícil que todo y nada. Y esta noche espera aprobarlo. Y con sobresaliente.
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