El cuencano fue una de las figuras del expreso austral en la década del 2000. Sus tiros libres, centros y disparos de media distancia hicieron que la hinchada le aplauda en cada una de sus actuaciones. Sin embargo, dichas alegrías poco a poco se fueron diluyendo, el “Chavo” como le llamaron en el mundo del fútbol, no fue ratificado por los dirigentes rojos y buscó nuevos rumbos. Pasó a Deportivo Quevedo, después se vinculó al cuadro guacamayo, ahí jugó por dos años, su último partido lo disputó en la primera etapa de la Serie B, del 2012 con los colores del Azogues, de donde salió por problemas económicos e inconvenientes entre el plantel y la directiva.
A partir de ahí, Arévalo no hizo fútbol, al siguiente año pretendió vincularse al Deportivo Cuenca, con el fin de cerrar su carrera como futbolista, en el equipo que le abrió las puertas, pero la dirigencia no le dio el espacio. “Al fútbol (Deportivo Cuenca) llegué de forma silenciosa y me despido de la misma manera”, dijo el cuencano, que bajo su paso por los camisetas coloradas alcanzó un campeonato, tres subtítulos y cinco participaciones en Copa Libertadores.
Entrenador
Al no concretarse nada con el expreso austral decidió “colgar los botines y su camiseta 14”. Este año, Arévalo recibió el llamado de los dirigentes del Técni Club, equipo donde se inició a los 10 años. “Fue motivante escuchar la propuesta de los dirigentes del club salesiano. Me pidieron que juegue pero uno ya va sintiendo que pierde los reflejos; pero sí acepté formar parte de la escuela de fútbol como entrenador y ahora como asistente del equipo de segunda categoría”, comenta Arévalo.
Ahora, el cuencano recorre la cancha explicando a sus chicos de la categoría sub-8 y al medio día acompaña al profesor Ángel Pesántez en los entrenamientos del equipo de segunda categoría del cuadro atigrado. “Es diferente, ahora camino con un pito y enseño lo poco que aprendí cuando era futbolistas”, acotó.
Arévalo sigue un curso para entrenadores por Internet, que dicta la Asociación de Fútbol de Argentina. “No pensé que iban a ser tan complicadas, recién voy en el primer módulo”, comenta entre risas, quien dice ademas que la experiencia la servirá mucho, pero que también será importante la parte pedagógica.
Del fútbol solo le quedan recuerdos, en sus casa, tiene un cuarto lleno de medallas, trofeos y camisetas, todas con el número 14, en especial del Deportivo Cuenca, equipo al que le llegó a querer y defender con todo. “A veces mis hijos me piden que les cuente las historias con el Cuenca, me da mucha nostalgia... ”.