Al “Viejo Lucho”, como le conocen todos los jugadores, periodistas, dirigentes y vecinos, ya se le ha pintado su cabello de blanco, tiene 56 años, pero su fuerza y semblanza no ha cambiado, sigue siendo el mismo exigente, bravo y carismático de siempre. Las bromas con palabras de grueso calibre están a la orden del día, y siempre saca más de una carcajada a sus visitantes.
Junto a su “Koki”, una mascota que le acompaña, está atento a lo que tiene que hacer en su larga jornada de trabajo. Primero, como guardián está atento al sonido de los vehículos, de los entrenadores, jugadores, periodistas e hinchas del expreso austral que llegan a ver la práctica.
Antes, junto a Henry Siguenza, quien llega a las 08:00 desde Azogues, alistan el material que van a colocar en las dos canchas que existen en el complejo deportivo. (Siernen la arena y lo mezclan con tierra negra).
Y mientras los jugadores del primer plantel utilizan la cancha oficial, “Viejo Lucho” limpia las acequias, corta las malas yervas y hasta se da un tiempito para dialogar con los periodistas y observar el entrenamiento, a la espera siempre de que el equipo abandone el reducto para, de inmediato junto a “Koki” y Siguenza, ingresar son su carretilla llena de tierra para ir tapando los huecos que a consecuencia del trabajo de los jugadores se hicieron; también coloca los aspersores de agua. Siguenza maneja la cortadora de césped.
predio, ha hecho varias cosas para mejorar el complejo. Recuerda que hace algunos años para arreglar la entrada del reducto, pidió a los maquinistas del Municipio que le “terraplanéen” la entrada, a cambio él, les regaló las camisetas del equipo, que al terminar la temporada también le obsequiaron jugadores como: Andrés Soriano, Juan Carlos Ferreira, Jhon García, entre otros. “Me dio mucha pena regalarle, pero sirvió para que el ingreso del complejo se vea bonito”, acotó.
El 1 de julio, cuando el expreso austral desaloje el complejo de Patamarca, pues el predio fue vendido en octubre del 2014 para solventar la crisis económica por la que acarreaba el club y estuvo a punto de desaparecer, “Viejo Lucho” no se irá vacío, pues además de los recuerdos buenos y malos, la dirigencia le ha pedido que levante todo el césped de la cancha principal para trasladarlo al nuevo predio que los principales del club están buscando para hacer la nueva casa morlaca.
En estos ocho años, Luis Capón recuerda muchos altibajos, dos de ellos, nunca se olvidará, pues considera los más importantes para él. El primero y expresado con sus palabras, en una ocasión ingresaron cuatro “choros”, los malandrines mataron a los perros; luego de eso, y para evitar un nuevo robo adquirió una “recortable” y con eso les dio “plomo”. Ahora tiene nueve perros y los suelta a todos por las noches. También se acuerda que hubo épocas muy difíciles en el aspecto económico, hubo un año en que le debieron hasta ocho meses, razón por la cual estuvo a punto de renunciar, pues la situación era complicada; “no había qué comer, ni en la tienda me querían fiar”, dijo.
fuente: eltiempo.com.ec