José María Gatti está en Cuenca. Hoy, junto a otras exglorias, recibirá un homenaje durante la Noche Chubb +Roja +Segura en la que se develará los uniformes que utilizará el Deportivo Cuenca durante el año tanto en el balompié ecuatoriano como en la Conmebol Sudamericana.
Fue parte del Deportivo Cuenca que conquistó el primer vicecampeonato nacional (1975) y jugó por primera vez la Copa Libertadores (1976). Aquel equipo integraban también Enrique “El Chino” Aguirre, Hugo Barrera, Agustín Messiano, Iván “Clavo” Caicedo, Fausto “Rockola” Klinger, Jorge “Pipo” Vélez, Ángel “Chompi” Romero (Segundo “Pichula” Pérez), Gonzalo “Pachaco” Castañeda, Ángel “Tano” Liciardi y Aldo “Pájaro” Villagra.
– ¿Cuál es el primer recuerdo que se le viene cuando pisa Cuenca?
Futbolísticamente hablando, lo que no me puedo olvidar nunca son los primeros años que pasé aquí. Cuando jugaba el Deportivo Cuenca, en esta ciudad, la gente hacía cola a las 04:00 para entrar al estadio, era una fiesta los domingos, tal así que dentro de la cancha había dos orquestas, la gente, disfrutaba, bailaba, se divertía hasta que empezara el partido.
– ¿Qué representa para usted el reconocimiento en vida que le harán esta noche?
Para mí es un orgullo… que te recuerden a pesar de haberme retirado hace más de 30 años, es algo muy bonito. La verdad, no pensaba que lo que había hecho aquí había llegado tan hondo en la gente incluso en aquella que ni siquiera me conoce.
– ¿Qué ha sido de su vida una vez que se retiró del fútbol?
Yo me retiré a los 36 años, hoy tengo 69, permanecí en la ciudad un par de años más y después me trasladé a Estados Unidos. Vivo en Las Vegas hace 28 años. Tengo un pequeño negocio (de limpieza). Gracias a Dios estoy bien, con mi esposa cuencana, mis tres hijos cuencanos, mi nieto casi ecuatoriano. Entonces, disfruto mucho de la familia.
– ¿Cuánto ha cambiado el fútbol?
El fútbol sigue siendo siempre el mismo, hoy se habla mucho de táctica, de detalles que ha servido para que el periodismo pueda hablar un poquito más, pero el fútbol sigue siendo el mismo, sí, hay un poco más de velocidad, más preparación física, hay más competencia, pero para mí la diferencia lo siguen haciendo los jugadores más talentosos.
– ¿Qué partido quedó grabado en su memoria?
Son muchos… Recuerdo en el año 75. En esa época los partidos valían dos puntos, había seis equipos en Quito: El Nacional, Liga de Quito, Deportivo Quito, Aucas, América y Universidad Católica. De los 12 puntos hicimos 11 de visitante para que tengas una idea de lo compacto que era el equipo. El único equipo que nos empató fue Liga de Quito con un penal mal cobrado por el ingeniero Jácome, la falta fue fuera del área y lo cobró adentro y nos empataron sobre la hora.
– ¿Quiénes eran sus mejores compañeros?
Como llegamos juntos con Messiano y Villagra indudablemente teníamos más afinidad porque veníamos del mismo país (Argentina), las mismas costumbres pero hicimos una amistad muy buena con todos los nacionales. Incluso el técnico (Guillermo Reinoso) nos dijo: ustedes tienen que adaptarse a ellos, ellos no se pueden adaptar a ustedes y nosotros vinimos con esa mentalidad.
– Usted vino en el 74 ¿Cómo se dio su llegada?
El que me contactó fue el ayudante de Reinoso, era (Eduardo) Curia, un exjugador de Vélez Sarsfield y que jugó en Platense conmigo. Yo recién comenzaba a jugar y él estaba a punto de retirarse. Cuando le encontré en la Asociación de Fútbol argentino, en Buenos Aires, me preguntó si me interesaría jugar en Ecuador, en Deportivo Cuenca, un equipo nuevo. Me interesó la propuesta, nos pusimos de acuerdo con los dirigentes, hablé con la gente de Racing para que me dejaran salir un año y se dio la negociación.
– Un año que se convirtió en otros más (1974-1977; 1979)
Lo que pasa que sucedieron muchas cosas. Conocí a mi esposa y me casé en Cuenca. Gracias a Dios llevo 43 años casados con ella. Por eso le debo a Cuenca no solo los momentos felices futbolísticos sino parte de mi vida porque conseguí lo que todo hombre quiere: una familia.
– ¿Cómo se movía en la cancha?
Yo era más un volante, un medio defensivo, creo que mi virtud mayor era quitar balones, creo que tenía mucha intuición para saber dónde iba la pelota y recuperar rápido los balones. Como teníamos jugadores con buen pie como Liciardi, Castañeda, Vélez, entonces era muy fácil jugar. Yo recuperaba y se las daba a ellos.
– Usted es el segundo extranjero con más partidos en el Cuenca después de Liciardi, y con cinco goles además, ¿alguno especial que recuerde?
El más especial fue el primero que hice. Era creo uno de los primeros partidos que jugábamos en la ciudad, la gente comenzaba a identificarse con el equipo al ver que jugaba bien. Le ganamos a la Católica 3-1. Romera era un arquero grandote, muy bueno, y me tocó hacer el segundo gol. Fue una pelota al segundo palo, le agarre como venía y la cambie de palo.
– También estuvo en Bonita Banana (1978)
El Cuenca me estaba gestionando la ciudadanía. Mientras se hacían los papeles fui a jugar con Bonita Banana (El Oro). Al otro año ya regresé al Deportivo Cuenca como nacionalizado. Ya tengo la cédula, la cambié recién, así que orgullosamente también soy ecuatoriano.
– ¿Usted también jugó con Bonicatti fútbol sala?
Jugábamos la mayoría de jugadores que prácticamente estábamos por dejar el fútbol. Jugábamos para divertirnos, pero la diversión en el futbol salón no existe porque hay mucho roce. Empezábamos como un juego para divertirnos y terminábamos en la bronca, pero al terminar el partido éramos todos amigos. Era muy bonito porque también se juntaba mucha gente para ver los partidos creo que era en el Benigno Malo.
– ¿Con qué años se queda?
El primero y el segundo fueron espectaculares. Como el Cuenca en ese tiempo era un equipo joven, nadie esperaba que hiciera todo lo que hizo, entonces la gente estaba feliz, nosotros salíamos, íbamos al mercado y nos regalaban las cosas, era increíble el amor que se sentía de la gente.
– ¿Cómo eran las concentraciones?
Nos pasábamos muy bien, generalmente los momentos chistosos y alegres eran con Iván Caicedo, un gran amigo y una gran persona. En esa época si estábamos concentrados el día anterior íbamos al cine, íbamos todos juntos a cualquier lugar.
– ¿Hasta cuándo estará en la ciudad?
Vine exclusivamente para este evento. Vine unos días antes para estar con mi familia, regreso el próximo domingo, porque a mi señora también le dieron permiso por una semana en el trabajo… estoy disfrutando al máximo, estoy comiendo de todo, hornado, cuy, toda comidita que es típica de aquí.
– ¿Era de cábalas?
Cábalas, cábalas, no. A veces era de ponerme el mismo calzoncillo que jugaba todos los domingos, mientras ganaba. Cuando perdía, cambiaba a otro, pero lo que más resaltaba era la confianza en el buen equipo que teníamos tal así que cuando jugábamos aquí el Cuenca casi siempre ganaba 1-0 en los primeros 15 minutos. Se tenía un equipo que jugaba, presionaba y atacaba muy bien. Teníamos a Liciardi que en ese momento andaba iluminado, toda pelota que la agarraba la metía…
– ¿A usted cómo le llamaban si había el Pájaro, el Tano…?
A mí después me empezaron a llamar El Viejo Gatti porque me empezó a caer el pelo… cuando me retiré puse un restaurante y lo llamé El Rincón del Viejo Gatti, pero fue una época muy bonita. Ahora me estoy dando cuenta lo que hicimos porque cuando recién suceden las cosas uno no tiene la dimensión de lo que hace.
– ¿Su número preferido?
Siempre me gustó y jugué con el seis. Mis hijos cuando juegan se ponen el seis. Mis nietos también.
– ¿Nunca le interesó ser técnico?
Trabajé una época en las divisiones menores del Cuenca, después tuve una selección juvenil que fuimos a un torneo nacional. Luego estuve dos años en el Colegio Borja. Nunca había participado en un intercolegial y salimos campeones. Cuando me fui a Las Vegas hicimos un equipo de niños por mi nieto. Lo dirigí 4-5 años, conseguimos muchas cosas. Siempre me gustó trabajar con niños que ser técnico de un equipo de Primera División. Después preferí quedarme en un lugar tranquilo y disfrutar de mi familia ya que mientras jugaba no lo pude hacer mucho.
PROGRAMA DE HOY
• El evento, que será animado por el periodista Andrés Gushmer, arrancará a las 18:30 en el Centro de Convenciones del Mall del Río bajo la organización del sponsor principal: Chubb.
• El programa incluye un show musical, la presentación de los uniformes 2018, la presentación de los equipos femenino y masculino.
• También habrá un homenaje y conversatorio con exglorias morlacas como Rubén Bareño, Jorge Vélez, José María Gatti, Jimmy Blandón y Marcelo Bohórquez.
Fue parte del Deportivo Cuenca que conquistó el primer vicecampeonato nacional (1975) y jugó por primera vez la Copa Libertadores (1976). Aquel equipo integraban también Enrique “El Chino” Aguirre, Hugo Barrera, Agustín Messiano, Iván “Clavo” Caicedo, Fausto “Rockola” Klinger, Jorge “Pipo” Vélez, Ángel “Chompi” Romero (Segundo “Pichula” Pérez), Gonzalo “Pachaco” Castañeda, Ángel “Tano” Liciardi y Aldo “Pájaro” Villagra.
Futbolísticamente hablando, lo que no me puedo olvidar nunca son los primeros años que pasé aquí. Cuando jugaba el Deportivo Cuenca, en esta ciudad, la gente hacía cola a las 04:00 para entrar al estadio, era una fiesta los domingos, tal así que dentro de la cancha había dos orquestas, la gente, disfrutaba, bailaba, se divertía hasta que empezara el partido.
Para mí es un orgullo… que te recuerden a pesar de haberme retirado hace más de 30 años, es algo muy bonito. La verdad, no pensaba que lo que había hecho aquí había llegado tan hondo en la gente incluso en aquella que ni siquiera me conoce.
Yo me retiré a los 36 años, hoy tengo 69, permanecí en la ciudad un par de años más y después me trasladé a Estados Unidos. Vivo en Las Vegas hace 28 años. Tengo un pequeño negocio (de limpieza). Gracias a Dios estoy bien, con mi esposa cuencana, mis tres hijos cuencanos, mi nieto casi ecuatoriano. Entonces, disfruto mucho de la familia.
El fútbol sigue siendo siempre el mismo, hoy se habla mucho de táctica, de detalles que ha servido para que el periodismo pueda hablar un poquito más, pero el fútbol sigue siendo el mismo, sí, hay un poco más de velocidad, más preparación física, hay más competencia, pero para mí la diferencia lo siguen haciendo los jugadores más talentosos.
Son muchos… Recuerdo en el año 75. En esa época los partidos valían dos puntos, había seis equipos en Quito: El Nacional, Liga de Quito, Deportivo Quito, Aucas, América y Universidad Católica. De los 12 puntos hicimos 11 de visitante para que tengas una idea de lo compacto que era el equipo. El único equipo que nos empató fue Liga de Quito con un penal mal cobrado por el ingeniero Jácome, la falta fue fuera del área y lo cobró adentro y nos empataron sobre la hora.
Como llegamos juntos con Messiano y Villagra indudablemente teníamos más afinidad porque veníamos del mismo país (Argentina), las mismas costumbres pero hicimos una amistad muy buena con todos los nacionales. Incluso el técnico (Guillermo Reinoso) nos dijo: ustedes tienen que adaptarse a ellos, ellos no se pueden adaptar a ustedes y nosotros vinimos con esa mentalidad.
El que me contactó fue el ayudante de Reinoso, era (Eduardo) Curia, un exjugador de Vélez Sarsfield y que jugó en Platense conmigo. Yo recién comenzaba a jugar y él estaba a punto de retirarse. Cuando le encontré en la Asociación de Fútbol argentino, en Buenos Aires, me preguntó si me interesaría jugar en Ecuador, en Deportivo Cuenca, un equipo nuevo. Me interesó la propuesta, nos pusimos de acuerdo con los dirigentes, hablé con la gente de Racing para que me dejaran salir un año y se dio la negociación.
Lo que pasa que sucedieron muchas cosas. Conocí a mi esposa y me casé en Cuenca. Gracias a Dios llevo 43 años casados con ella. Por eso le debo a Cuenca no solo los momentos felices futbolísticos sino parte de mi vida porque conseguí lo que todo hombre quiere: una familia.
Yo era más un volante, un medio defensivo, creo que mi virtud mayor era quitar balones, creo que tenía mucha intuición para saber dónde iba la pelota y recuperar rápido los balones. Como teníamos jugadores con buen pie como Liciardi, Castañeda, Vélez, entonces era muy fácil jugar. Yo recuperaba y se las daba a ellos.
El más especial fue el primero que hice. Era creo uno de los primeros partidos que jugábamos en la ciudad, la gente comenzaba a identificarse con el equipo al ver que jugaba bien. Le ganamos a la Católica 3-1. Romera era un arquero grandote, muy bueno, y me tocó hacer el segundo gol. Fue una pelota al segundo palo, le agarre como venía y la cambie de palo.
El Cuenca me estaba gestionando la ciudadanía. Mientras se hacían los papeles fui a jugar con Bonita Banana (El Oro). Al otro año ya regresé al Deportivo Cuenca como nacionalizado. Ya tengo la cédula, la cambié recién, así que orgullosamente también soy ecuatoriano.
Jugábamos la mayoría de jugadores que prácticamente estábamos por dejar el fútbol. Jugábamos para divertirnos, pero la diversión en el futbol salón no existe porque hay mucho roce. Empezábamos como un juego para divertirnos y terminábamos en la bronca, pero al terminar el partido éramos todos amigos. Era muy bonito porque también se juntaba mucha gente para ver los partidos creo que era en el Benigno Malo.
El primero y el segundo fueron espectaculares. Como el Cuenca en ese tiempo era un equipo joven, nadie esperaba que hiciera todo lo que hizo, entonces la gente estaba feliz, nosotros salíamos, íbamos al mercado y nos regalaban las cosas, era increíble el amor que se sentía de la gente.
Nos pasábamos muy bien, generalmente los momentos chistosos y alegres eran con Iván Caicedo, un gran amigo y una gran persona. En esa época si estábamos concentrados el día anterior íbamos al cine, íbamos todos juntos a cualquier lugar.
Vine exclusivamente para este evento. Vine unos días antes para estar con mi familia, regreso el próximo domingo, porque a mi señora también le dieron permiso por una semana en el trabajo… estoy disfrutando al máximo, estoy comiendo de todo, hornado, cuy, toda comidita que es típica de aquí.
Cábalas, cábalas, no. A veces era de ponerme el mismo calzoncillo que jugaba todos los domingos, mientras ganaba. Cuando perdía, cambiaba a otro, pero lo que más resaltaba era la confianza en el buen equipo que teníamos tal así que cuando jugábamos aquí el Cuenca casi siempre ganaba 1-0 en los primeros 15 minutos. Se tenía un equipo que jugaba, presionaba y atacaba muy bien. Teníamos a Liciardi que en ese momento andaba iluminado, toda pelota que la agarraba la metía…
A mí después me empezaron a llamar El Viejo Gatti porque me empezó a caer el pelo… cuando me retiré puse un restaurante y lo llamé El Rincón del Viejo Gatti, pero fue una época muy bonita. Ahora me estoy dando cuenta lo que hicimos porque cuando recién suceden las cosas uno no tiene la dimensión de lo que hace.
Siempre me gustó y jugué con el seis. Mis hijos cuando juegan se ponen el seis. Mis nietos también.
Trabajé una época en las divisiones menores del Cuenca, después tuve una selección juvenil que fuimos a un torneo nacional. Luego estuve dos años en el Colegio Borja. Nunca había participado en un intercolegial y salimos campeones. Cuando me fui a Las Vegas hicimos un equipo de niños por mi nieto. Lo dirigí 4-5 años, conseguimos muchas cosas. Siempre me gustó trabajar con niños que ser técnico de un equipo de Primera División. Después preferí quedarme en un lugar tranquilo y disfrutar de mi familia ya que mientras jugaba no lo pude hacer mucho.
• El evento, que será animado por el periodista Andrés Gushmer, arrancará a las 18:30 en el Centro de Convenciones del Mall del Río bajo la organización del sponsor principal: Chubb.
• El programa incluye un show musical, la presentación de los uniformes 2018, la presentación de los equipos femenino y masculino.
• También habrá un homenaje y conversatorio con exglorias morlacas como Rubén Bareño, Jorge Vélez, José María Gatti, Jimmy Blandón y Marcelo Bohórquez.
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